Abstracts XXV Congreso

Pascual Olea F

No podemos hablar de estabilidad articular, sin hacer la distinción entre estabilidad activa y estabilidad pasiva de la articulación.

La estabilidad activa, nos vendrá dada por el sistema músculo-tendinoso, que gracias a la contracción sinérgica de grupos musculares agonistas y antagonistas y a su perfecta sincronización provocan lo que podríamos denominar bloqueo dinámico de la articulación, ya que esta protección se realiza de una manera dinámica en todo el recorrido articular gracias a la sincronización de contracciones musculares que se ponen en evidencia como respuestas propioceptivas.

Para poderse realizar esta función es necesario que se cumplan una serie de requisitos y que todos ellos funcionen al unísono, ya que el fallo de cualquiera de ellos no permitirá que se proteja la articulación. Los requisitos serán tales como: la fuerza muscular, la velocidad de contracción muscular, la compensación de grupos musculares agonistas y antagonistas y la propiocepción, básicamente.

Cuando por el motivo que sea el sistema músculo-tendinoso no ha sido capaz de dar la protección adecuada a la articulación, será el sistema cápsulo-ligamentoso quien de una forma pasiva (aunque no es pasiva totalmente ya que a nivel del ligamento los sensores propioceptivos se pondrán de manifiesto iniciando lo que será la respuesta propioceptiva), estabilizará la articulación.

El sistema cápsulo-ligamentoso protege las articulaciones delante de la movilidad normal según unas fuerzas físicas que siguen los parámetros del organismo humano.

En el caso del deporte en especial del esquí, y concretamente en la articulación de la rodilla, estos parámetros han cambiado considerablemente por el hecho de llevar un equipamiento determinado, que hace aumentar considerablemente las fuerzas sobre la articulación, recibiendo estos ligamentos unas fuerzas de dis-tracción superiores a las que están preparadas para soportar, traduciéndose en una lesión ligamentosa, que irá desde el esguince leve o grado I, hasta la ruptura ligamentosa del ligamento o ligamentos que se hayan puesto de manifiesto, pudiendo ser afectadas otras estructuras produciéndose lesiones asociadas.

Es evidente que para la práctica del esquí, se deben cumplir unos requisitos mínimos, que aseguren el perfecto funcionamiento del sistema músculo-tendinoso como principal responsable de la estabilización activa de la articulación, y el músculo no responderá correctamente si previamente no se ha calentado, no se ha estirado o está excesivamente cansado, por lo que creo que con el un calentamiento muscular, unos estiramientos miotensivos y algunas recomendaciones generales, se favorecería la fisiología muscular y en consecuencia cumpliría mejor su función estabilizadora.